Ha sido necesario tan sólo un año de crisis y previsibles bajos precios de la uva, para que salgan a la palestra los débiles criterios sobre los que se substenta el acuerdo de contención de rendimientos del sector vitivinícola riojano alcanzado hace 2 años.

Aspectos como la igualdad  de la falta de calidad, tanto de las uvas amparadas como en las excedentarias, de los viñedos de altas produciones; así como el que la uva de Rioja no valga nada, o lo que es lo mismo, se ha cortado al suelo tanto a mano como con vendimiadora, se ha regalado incluso cortada, se ha vendido por precios irrisorios y se ha hecho vino y vinagre para casa para una decada.

Lo único que vale es el papel, que se ha buscado hasta por debajo de las piedras y se ha valorado a más de la mitad del precio esperado por el producto completo:

Uva de Rioja = Cualquier uva + papel de Rioja

Todo esto, deja mucho por desear y decir sobre los compromisos de calidad de los productores riojanos, así como de las bodegas compradoras que han apretado la tenaza multiplicando el efecto de la crisis para ofrecer precios mínimos por la uva, desvalorizandola totalmente.

Son este tipo de hechos, los que dañan gravemente la imagen de la Denominación y poco a poco el consumidor va perdiendo la fe en el Rioja, por que con todo lo que se cueze, tiene que ser FE.